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Foto del escritorDoctor Sonrisas

¿Alguna vez has recurrido al Doctor Google?

¿Te ha pasado que empiezas a sentir malestares físicos o emocionales y la primer acción que adoptas es meterte rápido al buscador de Google?


Es muy común que en nuestra necesidad de tener respuestas inmediatas apostemos por lo más rápido, por la opción que tenemos más a la mano y que nos permite “resolver todo” en un segundo. Pero qué pasa en cada uno de nosotros y nosotras cuando esos síntomas que tenemos de inmediato los llevamos a una red informática a través de la computadora o un teléfono celular que nos dé un diagnóstico más complejo y que nos llena de miedo, porque no sabemos ni siquiera pronunciar bien esas palabras que provocan preocupación.


Hay momentos en los que no sólo encuentras información sobre los síntomas, sino que también aparecen imágenes, historias, recomendaciones, recetas, de las cuales no sabemos ni su origen y mucho menos si son ciertas o están sustentadas en alguna fuente científica.


Todo esto se vuelve abrumador y provoca también un impacto emocional en el que inicialmente te pones en un estado de hiperalerta, por lo que intensificas la atención en esos síntomas y empiezas a notar que tu corazón late más rápido, el pensamiento también nos cambia y puedes enfocarlo hasta en la muerte y comienzas a buscar los posibles escenarios de un peligro que parece inminente, esta sensación de poco control provoca que busques más y más información….


¡PAUSA! ¿te acordaste de esa ultima vez que te pasó?, yo al momento de escribirlo recordé todas las veces que realice “investigaciones” en google y por ahora me da risa recordar cuantos pensamientos catastróficos pude haber evitado si no actuaba con tanta prisa; si hubiera recordado que no soy médico y que no pude haberme auto diagnosticado, que todos esos momentos de angustia que viví fueron por tomar decisiones desde la inmediatez y la idea de querer tener control sobre todo lo que me pasa.

Algo que me gustaría compartir contigo es que no eres el único o la única que hace estos autodiagnósticos es nuestra necesidad de autocuidado y de preservarnos que nos hace creer en todo lo que leemos y llevarnos a una preocupación extrema para poder mantenernos con vida.


¿Pero cómo podemos contrarrestar esta necesidad inmediata de respuestas y tratamientos? ¡Bien pensado!, buscando a los expertos, acercándonos a los médicos o especialistas que nos realicen los estudios necesarios para obtener la información suficiente y compartir con nosotros lo que nos ayude a contrarrestar el malestar y controlar la enfermedad si es que la hubiera. Contrario a la información poco certera y fatalista que encontramos en nuestra “investigación” de 5 minutos, debemos buscar a un especialista que nos acerque a un diagnóstico certero, empezar lo antes posible las medidas de cuidado y protección de un tratamiento a tiempo y adecuado.


Te invito a que dejemos de poner en duda a los médicos y expertos en el tema, que dejemos de desconfiar de ellos y de los tratamientos con el objetivo de mantener lo que todos queremos: tu salud emocional y física.

Te quiero compartir algunos elementos de gran importancia para que, en caso de tener dudas o de necesitar tratamiento, tengas la mayor cantidad de elementos a tu favor.


  1. Una vez que identificas los síntomas (gran avance), ten calma, no puedes resolver algo que no estás seguro o segura de cómo hacerlo.

  2. Es normal sentir que te llenas de ansiedad, probablemente realices “la búsqueda”, pero recuerda que el secreto está en que no podemos conocer todas las respuestas y tampoco podemos prevenir todo lo que nos va a pasar.

  3. Contacta con un médico experto en el tema

  4. Confía en la información que el médico comparte contigo (puedes pedir una segunda opinión)

  5. Aclara todas las dudas que te surjan, incluso las que aparecieron de tu búsqueda en google (sabemos que es difícil dejarlo de hacer)

  6. Seguir el tratamiento con todas las indicaciones

  7. De ser necesario, sumar a este proceso un espacio en el que puedas hablar del tema, de tus miedos y preocupaciones

Espero que el “Dr. Google” sirva como herramienta de comunicación entre tu médico y tú, y no como un sustituto.


Psicóloga Alejandra Badillo


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